La entrada en vigor de la nueva ley de teletrabajo o trabajo a distancia confirma la necesidad de un home office único que combine diseño, tecnología y ergonomía, y al mismo tiempo que respete las características de funcionamiento de un hogar.
Un año y tres meses. Ese es el tiempo que separa un hito planetario -la declaración de emergencia por el Covid19 el 11 de marzo de 2020- y una de sus consecuencias: la regularización del teletrabajo este mismo mes de julio de 2021. Aún restaurada cierta presencialidad en nuestros despachos, redacciones, locales o cualesquiera sean nuestros centros de trabajo, ya acostumbrados a esa fórmula híbrida, todo apunta a que el remoto -un hábito que ha pasado del 5% a más del 30% de los trabajadores en España- se quedará con nosotros. De ahí la importancia de la recién promulgada ley del teletrabajo o trabajo a distancia.
El texto publicado en el BOE el pasado 11 de julio -que venía a reformar el Estatuto de los Trabajadores tras la aprobación del Real Decreto Ley 28/2020 y su ulterior tramitación parlamentaria- se enfoca fundamentalmente en asegurar (si es preciso, con sanciones que se incrementan hasta un 20%) que las empresas se aperciban de la situación. A saber: el trabajo a distancia será el que se presta en el domicilio del trabajador o lugar escogido durante su jornada o parte de ella, con carácter regular y mediante el uso de sistemas informáticos o telemáticos. Para que sea considerado teletrabajo debe realizarse al menos un 30% de la jornada bajo este régimen, y quienes lo ejerzan tendrán los mismos derechos, condiciones laborales, retribución, promoción y conciliación que el personal que acuda al centro de trabajo, excepto si son inherentes a la actividad presencial.
A lo largo de 44 páginas, la ley -que deja pendiente hasta el 1 de octubre el apartado dos de la disposición final primera, relativo a Infracciones y Sanciones en el Orden Social- enumera las obligaciones del sector empresarial, entre las que están el facilitar medios técnicos y consumibles al teletrabajador/a y sufragar o compensar los gastos que le implique el trabajo a distancia, establecer un horario de trabajo y reglas de disponibilidad, así como distribuir el trabajo presencial y a distancia. Consta también que este modo de trabajo es voluntario y también reversible para trabajadores y empresa, y que debe mediar un contrato que la regule.
Un tema no menor -y esto presenta a Beaktor como una herramienta absolutamente oportuna- es la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales más allá de un formulario, a través de una solución ya certificada. Sobre este aspecto la Ley habla, en el Artículo 16 (Evaluación de riesgos y planificación de la actividad preventiva), de la obligación de tener en cuenta los riesgos característicos de esta modalidad de trabajo “poniendo especial atención en los factores psicosociales, ergonómicos y organizativos y de accesibilidad del entorno laboral efectivo”.
Beaktor cumple con todos y cada uno de esos factores, y los unifica de un modo innovador y elegante. Beaktor es una oficina para casa que llega lista para empezar a trabajar. Está concebida para optimizar el uso del espacio, combinando diseño y ergonomía. Permite colocar todos los elementos del puesto de trabajo como pantallas, tabletas, móviles, teclado, ratón y otros objetos, a distancias y alturas adaptadas a las características antropométricas del usuario. Además ofrece al usuario la opción de saber cuál es el consumo eléctrico asociado a su actividad laboral.
Beaktor está diseñado pensando tanto en los trabajadores como en las empresas. Y especialmente, en ofrecer una solución integral a la improvisación que ha caracterizado las condiciones del puesto de teletrabajo desde el inicio de la pandemia. . Si el objetivo de la ley de teletrabajo es la debida armonización de la vida laboral y personal, el cuidado de la salud y una sana preservación del ámbito privado, este home office brinda una experiencia basada en todo lo que hemos experimentado hasta ahora en materia de teletrabajo. Esto nos sitúa en diferentes fases, desde la pre-pandemia -encarnada fundamentalmente por los llamados nómadas digitales y los profesionales freelancer- hasta la pandemia -que viabilizó el trabajo con herramientas como Zoom/Teams y otras, y de ahí a la actual fase que podemos -con la debida prudencia- considerar post-pandemia (aquí conviven las empresas pro-oficinas, con los trabajadores que se resisten a volver, y las empresas flexibles, que comienzan a aceptar una versión no permanente del trabajo remoto: el llamado híbrido).
Beaktor, herramienta creada por una empresa española considerando lo que configura la anatomía de una oficina y el puesto de trabajo, es fruto de todos esos estadios, y aún de uno más: el que está por venir. Hablamos por un lado del reconocimiento colectivo de los trabajadores acerca de la importancia de su propia salud, del desarrollo de hábitos ergonómicos y la exigencia de trabajar en condiciones profesionales. Por otro, de la aceptación, por parte de las empresas, del trabajo remoto o híbrido como una extensión de sus oficinas, y del cuidado de sus trabajadores a través de condiciones equivalentes a las de la oficina tradicional. Además de suponer grandes ahorros en alquileres, servicios y otras infraestructuras.
Esta es la función de Beaktor: contribuir al bienestar y a la salud de los trabajadores para el cumplimiento que ya exige la ley. Permitir la conexión/desconexión trabajo/casa. Ofrecer a las empresas, desde startups, pymes, instituciones, multinacionales a grandes empresas, una plataforma que unifique y haga sostenible este nuevo modo de trabajar, garantizando unas condiciones que salvaguarden la productividad, al mismo tiempo que atraen y retienen el talento.
